jueves, 23 de octubre de 2008

Después de un paréntesis

Después de este paréntesis, de estas faltas no deseadas, hoy vuelvo a sentir la satisfacción de escribir por el medio que me permite llegar a incontables lugares de una sola vez.

Todo este tiempo que pasó desde la entrega anterior, lo ocupé en la tarea grata, difícil y seria que significa para mi, la elaboración de trabajos literarios

El resultado, leído y releído y corregido hasta lo necesario, me dejó contento: he avanzado de forma considerable en la creación de varias historias cortas. Prefiero escribir a mano, en hojas de libretas, para sentir la sensación magnífica de ir llenando con mi letra las hojas en blanco que como un milagro, sirven para el asiento de lo que se puede llamar de obra literaria .

He leído bastante, aunque hay muchos libros en mi biblioteca que siquiera llegé a hojearlos. Son esos libros que vamos dejandolos para disfrutar de su lectura en los momentos calmos, que tardan en llegar.

Lo importante para mi en este momento, es retomar la escritura aquí, referente al motivo por el cual me decidí a crear este sitio: el mejor sentimiento por el idioma, nuestro idioma.

En el Uruguay, cada cual en su tiempo, han estado poetas como por ejemplo: Rafael Alberti, quién vivió cierto tiempo en Punta del Este, y escribió poesías referidas a ese balneario. Pablo Neruda disfrutó de su estadía en otro balneario uruguayo llamado Atlántida, muy cerca de Montevideo, donde aprovechó el lugar y el paisaje para escribir algo de su obra vasta y bella. Federico García Lorca vino a esta ciudad para asistir a la representación teatral de su obra Bodas de Sangre; Gabriela Mistral cultivaba una amistad entrañable con las poetas uruguayas de su época.

Muchos fueron los poetas y los escritores que pisaron nuestra tierra. El poeta peruano Juan Parra del Riego se radicó en Montevideo. Precisamente sobre este poeta, me voy a referir en la proxima crónica.

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