sábado, 15 de marzo de 2008

Un libro especial

Una mañana de mi tiempo de colegio- estaba yo sentado en el segundo banco de la tercera fila contándolos desde la entrada al salón- llegó la maestra con varias cajas grandes que contenían libros. Los alumnos quedamos expectantes, puesto que no sabíamos lo que iba a acontecer.
La maestra- una señora severa, de personalidad fuerte y dominante- dejó un libro determinado en cada banco de la primera fila.

En la segunda fila hizo lo mismo, pero el libro era distinto al repartido anterior. Lo supe porque los escolares, inquietos, los abrían y hojeaban.

El que fuera entregado primero, era de tapas marrones, y el de la fila de al lado, era diferente, tenía ilustraciones, y acaparó la atención de quieres lo recibieron.

Yo deseaba este segundo libro, el ilustrado, en ese tiempo infantil donde nos fascina las imágenes. Sin embargo, siguiendo la entrega en forma alternada, la maestra me entregó un ejemplar del libro de color marrón, que no tenía dibujos, solo letras del principio al fin.

De igual manera procedió en las dos filas restantes.Al final nos dijo que los ejemplares que habíamos recibido eran de obsequio, y que esperaba que no solamente los leyéramos, sino que lo cuidaramos.

Confieso que lo puse en mi portafolio, no lo leí y lo dejé en uno de los estantes de madera de uina biblioteca chica que me regaló mi padre.

Pasó el tiempo y ya en el nivel secundario, comenzaron las clases de literatura. Fue cuando me acordé del libro en cuestión, y resolví examinarlo por primera vez. Tenía un título de una sola palabra, y de subtítulo: "libro de lectura y de iniciación literaria".

Fue un hallazgo extraordinario. Estaban allí todos los fragmentos de las obras más importantes de la literatura universal, y al pie , la biografía de cada autor.

Si en algún momento pensé que sería mejor haber sido alumno escolar de otras maestras- fui alumno de aquella señora desde el primer año escolar hasta el quinto año cuando pasé a otra escuela y conocí a mi segunda maestra- ya había abandonado ese deseo, y por el contrario, me sentí feliz de haber sido objeto de aquel obsequio, ahora muy preciado, tanto, que el libro está guardado y cuidado hasta ahora como lo aconsejara la maestra, en un lugar especial de la biblioteca ahora con más espacio y mejor confeccionada.

Siempre que tengo tiempo, o que tengo alguna duda, o que deseo releer algún fragmento de Cervantes, Dante, Twain, Quevedo, Días Mirón, Bilac, La Fontaine, Neruda, Darío, Nervo, Trilussa, Ibarabourou, Mistral, Becquer, Mantegazza, Ortega y Gasset,Heine, Goethe, Enrique de Mesa, Walt Whitman, Leopoldo Ramos Gimenez, Albert Samain, Erich María Remarque, Garcilaso, Rafael Altamira, José Vasconcelos, Salvador Rueda, Knut Hamsum, Gabriel y Galán, Michelet, Teófilo Gautier, Juan Montalvo, Hartleben, Bernard Shaw, Henri Barbusse, Guerra Junqueiro, Rafael Barrett,Rabindranath Tagore, Emilae Verhaeren, Ada Negri, Tetmajer, Enrique González Martínez, Dostoyevski, Arturo Rimbaud, Eca de Queiroz, El Romancero, Juan B. Justo, Edgar Poe, Ralf Waldo Emerson, William James, José Santos Chocano, Juan Ramón Gimenez, José Eustaquio Rivera, Esteban Boutroux, Lope de Vega, Paul de Kruif, Victor Hugo, Jacinto Benavente, Jean Jaurés, Carlyle, Evaristo Carriego, Samaniego, Hellen Key, Luis G. Urbina, Antonio y Manuel Machado, Enrique Diez Canedo, Gabriel Legouvé, Kipling, Rafael Alberti, Kierkegaard, Luis Gimenez ade Asúa, Iriarte, Emilio Faguet, Machado de Assis, José Ingenieros, Enrique Longfellow, Juan Landriot, Miguel Cané, Antonio Zozaya, Edmundo Texier, Humberto Días Casanueva, Rafael Heliodoro Valle, Guerra Junqueiro, Rufino Blanco y Sanchez, G. Martinez Sierra, Juan Antonio Cavestany, entre muchos otros autores importantes de la literatura universal.

Confieso que a veces me falta tiempo para releer tan excelente literatura. Cuando me acuerdo de la preferencia infantil por las ilustraciones, pienso que son importantes, pero guardo este libro con un cuidado especial.

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