jueves, 23 de octubre de 2008

Recordando a Juan Parra del Riego, Poeta.

El poeta peruano Juan Parra del Riego residió unos años en Montevideo, donde se casó y siendo aún joven, se fue por una senda clara dejándonos sus creaciones literarias y el recuerdo que el pueblo uruguayo ha plasmado nominando una calle del barrio Parque Rodó con su nombre.
Entre su obra poética Parra del Riego nos sorprende con el "Polirritmo Dinámico a Gradín, jugador de fútbol ".
Se infiere, leyendo esa poesía, que el poeta fue a la cancha, y viéndolo al extraordinario y raro jugador -quizá uno o el mejor de todos los tiempos- su espíritu sensible y el gusto por el arte visto en todo su esplendor en la figura del irrepetible deportista, lo impulsaron a escribir con los mejores adjetivos del idioma, una página tan intensa como el desempeño del atleta en el terreno de juego. Este es un fragmento del poema:

"Palpitante y jubiloso
como el grito que se lanza de repente a un aviador
todo así claro y nervioso
yo te canto, ¡oh jugador maravilloso!
que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor.

Ágil
fino,
alado,
eléctrico,
repentino,
delicado,
fulminante,
yo te vi en la tarde olímpica jugar..."
luego sigue así el poema:

..."Y te vi, Gradín
bronce vivo de la múltiple actitud,
zigzagueante espadachín..."
dice más adelante el vate:

..."¡flecha, víbora, campana, banderola!
¡Gradín, bala azul y verde! ¡Gradín, globo que se va!
Billarista de esa súbita y vibrante carambola
que se rompe en las cabezas y se enfila más allá...

Y discóbolo volante,
pasas uno...
dos...
tres...cuatro...
siete jugadores...

La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla,
se revuelca una epilepsia de colores
y ya estás frente a la valla
con el pecho... el alma...el pie...
y es el tiro que en la tarde azul estalla
como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red.
¡Palomares! ¡Palomares!
de los clásicos aplausos populares...
¡Gradín, trompo, émbolo, música, bisturí, tirabuzón!
(¡Yo vi tres mujeres de esas con caderas como altares
palpitar estremecidas de emoción!)
¡Gradín! róbale al relámpago de tu cuerpo incandescente,
que hoy me ha roto en mil cometas de una loca elevación,
otra azul velocidad para mi frente
y otra mecha de colores que me vuele el corazón.

Tú que cuando vas llevando la pelota
nadie cree que así juegas:
todos creen que patinas,
y en tu baile vas haciendo líneas griegas
que te siguen dando vueltas con sus vagas serpentinas.

¡Pez acróbata que al ímpetu del ataque más violento
se escabulle, arquea, flota
no lo ve nadie un momento,
pero como un submarino sale allá con la pelota...!
Y es entonces cuando suena la tribuna como el mar:
todos grítanle: ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín!

Y en el ronco oleaje negro que se quiere desbordar,
saltan pechos, vuelan brazos y hasta el fin
todos se hacen los coheteros
de una salva luminosa de sombreros
que se van hasta la luna a gritarle allá:
¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín! "

Luego de disfrutar de la lectura de este Polirritmo extraordinario escrito por Juan Parra del Riego, voy a hacer una pausa para referirme un poco más sobre este gran poeta en la crónica siguiente.

Después de un paréntesis

Después de este paréntesis, de estas faltas no deseadas, hoy vuelvo a sentir la satisfacción de escribir por el medio que me permite llegar a incontables lugares de una sola vez.

Todo este tiempo que pasó desde la entrega anterior, lo ocupé en la tarea grata, difícil y seria que significa para mi, la elaboración de trabajos literarios

El resultado, leído y releído y corregido hasta lo necesario, me dejó contento: he avanzado de forma considerable en la creación de varias historias cortas. Prefiero escribir a mano, en hojas de libretas, para sentir la sensación magnífica de ir llenando con mi letra las hojas en blanco que como un milagro, sirven para el asiento de lo que se puede llamar de obra literaria .

He leído bastante, aunque hay muchos libros en mi biblioteca que siquiera llegé a hojearlos. Son esos libros que vamos dejandolos para disfrutar de su lectura en los momentos calmos, que tardan en llegar.

Lo importante para mi en este momento, es retomar la escritura aquí, referente al motivo por el cual me decidí a crear este sitio: el mejor sentimiento por el idioma, nuestro idioma.

En el Uruguay, cada cual en su tiempo, han estado poetas como por ejemplo: Rafael Alberti, quién vivió cierto tiempo en Punta del Este, y escribió poesías referidas a ese balneario. Pablo Neruda disfrutó de su estadía en otro balneario uruguayo llamado Atlántida, muy cerca de Montevideo, donde aprovechó el lugar y el paisaje para escribir algo de su obra vasta y bella. Federico García Lorca vino a esta ciudad para asistir a la representación teatral de su obra Bodas de Sangre; Gabriela Mistral cultivaba una amistad entrañable con las poetas uruguayas de su época.

Muchos fueron los poetas y los escritores que pisaron nuestra tierra. El poeta peruano Juan Parra del Riego se radicó en Montevideo. Precisamente sobre este poeta, me voy a referir en la proxima crónica.